Gantry 5

 

N°10-31/01/2021 Durante varios días, las manifestaciones han sacudido los barrios obreros de las ciudades tunecinas. Estas manifestaciones están marcadas por la juventud de los participantes que expresan su enfado ante una situación que sigue deteriorándose.

El aumento del desempleo y el aumento de los precios son el combustible de esta expresión de ira. La crisis de salud y el toque de queda promulgado por el gobierno a las 16h00 agravan la crisis económica y social. El turismo, uno de los principales proveedores de empleo, está paralizado. Túnez ya tiene más de 5.000 muertes vinculadas a Covid 19 y, sin embargo, en entrevistas con manifestantes, lo que surge con mayor frecuencia es la demanda de trabajo y comida. Esta profunda crisis económica y social afecta especialmente a los jóvenes que dudan cada vez más de su futuro en Túnez.
Estas manifestaciones que el gobierno está tratando de sofocar violentamente por la intervención del ejército y la policía, ya se han registrado más de 600 detenciones, se dan en medio de una crisis política y suenan dolorosamente como el recordatorio de las acciones que allí llevaron hace diez años a la destitución y fuga del dictador Ben Ali. Desde el derrocamiento de Ben Ali, los partidos políticos de la burguesía tunecina han luchado en interminables disputas para mantener sus "conquistas": las ventajas obtenidas a costa del pueblo durante el régimen anterior. Los islamistas y las fuerzas de derecha, al compartirse y disputarse el poder, no han hecho nada para mejorar la situación de las capas populares y de la juventud. Por lo tanto, la revuelta de hoy no es, como afirman los políticos en el poder, un golpe contra la democracia, ¡sino el fuego de la ira de quienes no pueden soportarlo más! Ésta es la dimensión retenida por Hamma Hammami, secretario general del Partido de los Trabajadores (antiguo Partido Comunista de los Trabajadores de Túnez): "Se esperaba la explosión social en Túnez, porque las condiciones sociales y económicas del país se han deteriorado. La realidad es que se fomenta una nueva revolución a causa de la precariedad y el hambre ”.
Así, en Túnez como en otros lugares, se están sintiendo los estragos del capitalismo y la dominación imperialista. En ausencia de fuerzas sociales capaces de desarrollar una hegemonía de tal naturaleza que estimule un desarrollo nacional de la agricultura, la industria y el comercio en interés de los agricultores, los trabajadores y el pueblo, se trata de una crisis sin solución aparente que se está desarrollando y que empuja a Túnez a un callejón sin salida con consecuencias imprevisibles.