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N°10-31/01/2021 La Unión Europea y China acaban de firmar el 30 de diciembre un acuerdo sobre inversiones recíprocas de dos de las mayores potencias económicas del mundo. Este acuerdo está en negociación desde 2013.

Es un acto importante que forma parte de la aceleración del movimiento de capitales en todo el mundo. La canciller alemana ha presionado para que este acuerdo se finalice antes del final de su presidencia rotatoria de la UE. Francia y Estados Unidos han intentado, sin éxito, frenar su realización. Aquí están los hechos, queda por aclarar las razones y consecuencias de tal acuerdo.
La energía del comercio entre los países de la UE, y especialmente Alemania y China, el aumento de las inversiónes cruzadas, las adquisiciónes de empresas de la UE por grupos chinos, cuestiones de protección de los datos tecnológicos, llevaron a los líderes europeos, en un contexto de guerra comercial entre EE.UU. y China, a encontrar un acuerdo con esta última para proteger los intereses de sus monopolios.
China está demostrando, a través de este acuerdo, su capacidad para salir de su aislamiento y forjar una asociación importante con el otro actor importante del bloque occidental, Europa. Esto no es nada nuevo, ya la emergencia en 2013 de las "nuevas rutas de la seda" que hoy conciernen a poco más o menos un centenar de países han confirmado la apertura de China al capitalismo nacional e internacional. Hoy en día, una treintena de ciudades europeas están conectadas por ferrocarril con China para el transporte de mercancías. Y también concierne a las rutas marítimas, hacia Asia, África y América, sitios financiados principalmente por China: puertos, carreteras, enlaces ferroviarios, centros industriales, etc ... A nivel cultural hay más de 500 Institutos Confucio que se han abierto.
Según el banco estadounidense Morgan Stanley, las inversiones chinas acumuladas en los países de la "Ruta de la Seda" superarán los 1,2 billones de dólares para 2027.
La creación en 2014 del BAII (Banco Asiático de Inversión en Infraestructura) en competencia con el FMI, el Banco Mundial y el BAD (Banco Asiático de Desarrollo). El BAII, esta institución financiera para países en desarrollo, proporciona préstamos reembolsables a los gobiernos en múltiples formas, reembolsos durante largos períodos con intereses más bajos que todas las demás instituciones y en caso de imposibilidad para reembolsar, el uso de "trueque", China se abastece de materias primas y otros productos básicos como modo de reembolso o "uso" de la infraestructura industrial y portuaria! Tomemos a Sri Lanka, por ejemplo, incapaz de cumplir con sus deudas y tuvo que ceder el control por 99 años de un puerto de aguas profundas a China. En Europa, los puertos de El Pireo (Grecia), Bilbao y Valencia (España) ya están controlados por los chinos. Globalmente, la necesidad es que China y sus multinacionales encuentren salidas económicas y financieras para sus enormes masas monetarias que no pueden encontrar una manera de invertir en China.
Desde el punto de vista del comercio con China, Alemania es el primer interesado porque su economía es más dependiente del comercio con China. Así, es el país europeo que tiene la mayor ventaja económica para celebrar este acuerdo. Hoy es, con mucho, el mayor socio comercial de la República Popular en Europa. Según el diario Le Monde: “en 2019, el volumen de comercio entre los dos países ascendió a 206 mil millones de euros: 96 mil millones de euros fueron exportados por empresas alemanas a China, al mismo tiempo ella exportó 110 mil millones de euros de bienes en Alemania. Estas transacciones, que representan alrededor de un tercio del volumen total comercializado entre China y la Unión Europea, se llevan a cabo en industrias vitales para el "made in Germany": maquinas, automóviles, ingeniería eléctrica y química, cuyas empresas se han vuelto extremadamente dependientes del mercado chino ”. Además, el apetito de los grupos chinos por las empresas alemanas de alta tecnología es grande. La progresiva toma de posesión de Kuka, perla de la robótica alemana, a partir de 2016, por parte del grupo Midea, fue un primer golpe. La entrada de Gelly en el grupo Daimler fue otro golpe. A principios de 2019, la federación industrial alemana publicó una importante declaración de posición, que marca un punto de inflexión: la economía alemana y la economía europea deben ver a China no solo como un socio comercial, sino también como un "competidor sistémico". Por lo tanto, fue bajo la presión de los empleadores alemanes que nació este tratado. Le permite racionalizar y enmarcar estas relaciones con China, mientras inicia un cambio significativo en el rol del Estado alemán en la "regulación" de los factores económicos. Este cambio recuerda a la intervención masiva del Estado en la financiación de empresas durante la crisis de 2008 y, más recientemente, a la ligada a la pandemia de Covid 19. También marca una nueva etapa en las políticas industriales en Europa. Es lo que afirma el patrón de los patrones alemanes, Joachim Lang, dice: “El tratado es un paso importante hacia una Europa unida en cuestiones de inversión y un actor fuerte en la adopción de reglas mundiales. La Unión Europea es el primer actor mundial que ha llevado China a concesiones en cuestiones de normas sociales ".
Por su parte, China ve en este tratado la posibilidad de una mayor claridad en la política de sus monopolios para invertir en empresas de la UE. También está ganando estabilidad en la apertura de su comercio mundial, ya que Estados Unidos ha optado por una guerra comercial en su contra. Su elección de tal tratado es totalmente coherente con sus esfuerzos pora sentar las bases de una vasta zona de libre comercio de Asia y el Pacífico:
https://www.sitecommunistes.org/index.php/monde/asie/1152-asie-une-nouvelle-union-de-libre-echange-capitaliste
Este tratado marca, por tanto, un nuevo avance en la globalización capitalista: de la circulación del capital a la de bienes. Que el principal ausente del tratado sea la cuestión de los pueblos, sus condiciones de vida y circulación no es, por tanto, una sorpresa, ya que la única cuestión válida en la competencia capitalista es la de la libertad de movimiento del capital para obtener más beneficios. y acumulación.